En el año 1924 su padre, considerando que ya tenía bastante experiencia en la tierra, lo envía a Trujillo para que siga estudiando. Ingresa al Colegio Nacional de San Juan, al primer año de secundaria. Es por estos años que la vocación literaria hace su aparición.
Durante las vacaciones escolares de 1925 permaneció en la hacienda Galindo. Pertenecía a su tío Constante Bazán Lynch. Aquí se impregna de una nueva experiencia: conoce desde adentro cómo es la vida en una hacienda de caña de azúcar.
Eventualmente trajinaba como racionero y rodeados. Y en mas de una oportunidad llevó rebaños de vacas a Trujillo, para que su tío los pusiera en venta.
Devorados de libros desde su más tierna infancia, el niño había leído todos los tomos que su padre tenia en la enorme biblioteca de Marcabal Grande, “los entendiera o no”, según confiesa. Prefería las novelas y los libros de poesía. Durante su estada en Cajabamba compuso algunos poemas, y uno que otro relato. Pero en Galindo se intensifica esta vocación literaria, escribe una mayor cantidad de relatos y versos.
Pasadas las vacaciones vuelve al colegio, en enero de 1926 cruza a caballo la Cordillera de los Andes para ver a su madre que se encontraba enferma en Huamachuco. Regresa a Trujillo con sus padres y entonces recibe el golpe más grande que un niño puede sufrir: la muerte de su madre.
Sin embargo, días antes del luctuoso suceso, el niño le muestra a su mamá un cuento y algunos versos. Era la primera persona que veía su incipiente producción literaria. “Yo temía que estos trabajos fueran demasiados malos, pero mi madre los encontró aceptables y me alentó a seguir. No se sorprendió tampoco cuando le confesé mi intención de ser escritor; me dijo que esa era la impresión que ella había tenido al oírme hablar y contar cuentos”, anotó después Alegría.
Ese mismo año de 1926 se relaciona con varios escritores y artistas en Trujillo, algunos de los cuales lograrían después su consagración.
El año de 1926 fue muy agitado para este adolescente, que a los 17 años escapa a Lima con un compañero de colegio apellidado Rojas, quien se tenía por inventor y había hecho un acumulador que en el futuro se llamaría “Rojas”.
Ya en la capital no tardó en darse cuenta que su acumulador no servía para nada y se regresó. “Yo también fracasé rotundamente; no conseguí trabajo, me echaron del hotel y unas noches dormí en las bancas del parque zoológico. Pase hambre, pero uno de esos días encontré en la calle a un tío mío, quien me dijo que todos mis parientes de Lima me estaban buscando, y me llevo a su casa. Varios días después, me convenció que mi comienzo literario era demasiado prematuro, y regresé a Trujillo. Pese al tiempo perdido volví al colegio, y conseguí aprobar los exámenes finales”, recuerda.
Durante las vacaciones escolares de 1925 permaneció en la hacienda Galindo. Pertenecía a su tío Constante Bazán Lynch. Aquí se impregna de una nueva experiencia: conoce desde adentro cómo es la vida en una hacienda de caña de azúcar.
Eventualmente trajinaba como racionero y rodeados. Y en mas de una oportunidad llevó rebaños de vacas a Trujillo, para que su tío los pusiera en venta.
Devorados de libros desde su más tierna infancia, el niño había leído todos los tomos que su padre tenia en la enorme biblioteca de Marcabal Grande, “los entendiera o no”, según confiesa. Prefería las novelas y los libros de poesía. Durante su estada en Cajabamba compuso algunos poemas, y uno que otro relato. Pero en Galindo se intensifica esta vocación literaria, escribe una mayor cantidad de relatos y versos.
Pasadas las vacaciones vuelve al colegio, en enero de 1926 cruza a caballo la Cordillera de los Andes para ver a su madre que se encontraba enferma en Huamachuco. Regresa a Trujillo con sus padres y entonces recibe el golpe más grande que un niño puede sufrir: la muerte de su madre.
Sin embargo, días antes del luctuoso suceso, el niño le muestra a su mamá un cuento y algunos versos. Era la primera persona que veía su incipiente producción literaria. “Yo temía que estos trabajos fueran demasiados malos, pero mi madre los encontró aceptables y me alentó a seguir. No se sorprendió tampoco cuando le confesé mi intención de ser escritor; me dijo que esa era la impresión que ella había tenido al oírme hablar y contar cuentos”, anotó después Alegría.
Ese mismo año de 1926 se relaciona con varios escritores y artistas en Trujillo, algunos de los cuales lograrían después su consagración.
El año de 1926 fue muy agitado para este adolescente, que a los 17 años escapa a Lima con un compañero de colegio apellidado Rojas, quien se tenía por inventor y había hecho un acumulador que en el futuro se llamaría “Rojas”.
Ya en la capital no tardó en darse cuenta que su acumulador no servía para nada y se regresó. “Yo también fracasé rotundamente; no conseguí trabajo, me echaron del hotel y unas noches dormí en las bancas del parque zoológico. Pase hambre, pero uno de esos días encontré en la calle a un tío mío, quien me dijo que todos mis parientes de Lima me estaban buscando, y me llevo a su casa. Varios días después, me convenció que mi comienzo literario era demasiado prematuro, y regresé a Trujillo. Pese al tiempo perdido volví al colegio, y conseguí aprobar los exámenes finales”, recuerda.
pienso que ciro alegria debio pensar que el ser escritor fue al mejor desicion de su vida
ResponderEliminarfue escritor por que le gustaba, lo importante es disfrutar lo que hacemos
ResponderEliminarJuanMarcos: En eso estoy de acuerdo fue escritor por que le gustaba, uno tiene que disfrutar lo que hace
ResponderEliminarDiego: Si ser Escritor Era lo que le gustaba hizo Bien en escoger esa Vocacion...=D
ResponderEliminarCREO QUE CADA PESONA SIEMPRE ANHELA HACER LO QUE LE GUSTA Y BUENO EL TUBO LA OPORTUNIDAD Y EL TALENTO PARA HACERLOO
ResponderEliminarCREO QUE CADA PESONA SIEMPRE ANHELA HACER LO QUE LE GUSTA Y BUENO EL TUBO LA OPORTUNIDAD Y EL TALENTO PARA HACERLOO
ResponderEliminarBbTo:
ResponderEliminarBrillante alumno, y lo demuestra en el desenlace de este corto relato de una parte de su vida.
El origen del hombre, que como ser humano fue cobijado en el vientre de su madre y como escritor sucedio de la misma manera.
Una vez mas, la presencia de la mujer en la vida de un hombre es crucial, no hay nada mas motivador qe el aliento de una madre para creer que todo es posible...asi nunca antes, nadie haya logrado lo que nos hemos planteado.
Alegria triunfo, porque tuvo una compañia en todo momento, inclusive en aquellos en que parece que la soledad nos golpea...su madre estuve a su lado espiritualmente, celebrando sus logros.