Lo primero que hay que decir es que estamos frente a un período que abarca prácticamente diez años, durante los cuales son tres los acontecimientos que van a tener gran repercusión en Alegría. El primero tiene que ver con el hecho más significativo de toda esta etapa: su ingreso formal al Grupo Norte en 1927, que por ese entonces era ya conducido por Antenor Orrego. Así, el vivió de llenó la etapa más ideológica y política que atravesó este círculo trujillano.
Alegría, es bueno recordarlo, era apenas un estudiante secundario de tan sólo 17 o 18 años, cuando sintió el impacto del discurso del filósofo Antenor Orrego quien había llegado ya a convertirse prácticamente en todo un símbolo en Trujillo, y su ideario se sintetizaba o divulgaba muchas veces en algunos pensamientos, frases o slogans, que eran repetidos constantemente por los jóvenes.
El Alegría, fervoroso admirador de Orrego, ingresa a trabajar en el periódico El Norte, que era el órgano del Grupo Norte, en un momento crítico en que la dictadura de Augusto B. Leguía había iniciado una vigorosa ofensiva contra todos aquellos políticos y periodistas que no seguían dócilmente sus dictados. Inició con mucho entusiasmo y a tiempo completo las tareas propias del oficio periodístico, que como hemos ya visto, en sí no era algo nuevo para él, logrando rápidamente sobresalir entre sus compañeros gracias a su inteligencia, dedicación, y sobre todo a su excelente pluma. No pasó ni un año y ya ocupaba el cargo de Jefe de Redacción (1928-1929).
El segundo suceso será la revolución de Trujillo (julio de 1932). Al futuro novelista le tocó cumplir un papel activo, tanto en los preparativos insurreccionales que desde mediados de 1931 se habían iniciado, como en los actos mismos de defensa de la ciudad ante el ataque de las fuerzas del Ejército.
El tercer hecho que se debe mencionar está vinculado con el anterior: es la prisión misma, pues al igual que la revolución de Trujillo también se convertirá en motivo de inspiración, como fue el caso de otra novela igualmente póstuma e inconclusa El dilema de Krause, escrita en 1955, o en fuente de conocimiento directo que le ayudará a delinear de manera cruda y realista la vida en prisión.
Ahora bien, el Grupo Norte, la revolución de Trujillo y la prisión fueron tres acontecimientos que estuvieron conectados porque de una o de otra manera el primero prácticamente llevó o posibilitó el segundo y éste a su vez al siguiente. Todo esto nos remite al Grupo Norte y más específicamente al discurso de su conductor como matriz generativa. No hay duda que las razones que tuvo Alegría para ingresar a este círculo tienen que ver no sólo con la búsqueda de participación en un espacio intelectual auténticamente libre, en una aristocrática y conservadora ciudad como Trujillo, sino también y sobre todo con el influjo espiritual y moral que tenía Orrego ante los jóvenes, escolares y universitarios. Es a través de la estela orreguiana como debe ser ubicado ideológica y literariamente Alegría, pues si hubo alguien que ejerció una notoria autoridad y ascendencia sobre él fue Orrego.
Orrego, quien tenía en su haber el haber guiado anteriormente al poeta César Vallejo en sus primeras poesías de corte modernista e impresionista. El apoyo, la crítica y los consejos que le dio obligaron al vate a pulir y mejorar sus poesías, esfuerzo que al final se materializó en sus dos primeros poemarios Los heraldos negros (1918) y Trilce (1922). Con el viaje de Vallejo a Lima y después a París, Orrego se dedicó a realizar parecida labor con otros literatos y así conoció a Alegría. Las relación que se entabló entre ambos tuvo la misma pauta general que todas las anteriores. Recordemos además que en esa época Alegría escribía sobre todo poesías y uno que otro pequeño cuento. Orrego, que comenzó a dirigir a este joven poeta, debió percatarse inmediatamente que sus versos y composiciones no tenían la trascendencia literaria de su anterior discípulo pero reconoció en él a un joven que si tenía condiciones innatas para el trabajo narrativo y es por esa razón que lo tuvo cerca y así Ciro Alegría terminó convirtiéndose en uno de sus colaboradores más cercanos y hombre de su confianza. Sin embargo el binomio Orrego-Alegría no estuvo exento de dificultades, como por ejemplo, cuando a raíz de una crónica sobre Leguía se produjo un choque entre ambos que a la postre produjo la renuncia y el alejamiento momentáneo de Alegría . El predicamento y la presencia de Orrego será de una honda significación para el joven Alegría; aquel se constituyó prácticamente en un modelo de intelectual y político a seguir e imitar. Orrego lo introdujo en áreas y terrenos (tendencias literarias, filosofía, política, etc.) que le eran completamente desconocidos. Alegría descubre, gracias al filósofo Antenor Orrego, todo un mundo nuevo, donde temas o materias que antes eran sólo palabras o nombres a las que no había prestado mucha atención o que apenas comprendía, ahora aparecían en otra dimensión y con un valor indiscutible: la política, la problemática social y regional, el latinoamericanismo, las nuevas ideologías, la presencia del imperialismo, las clases trabajadoras, los nuevos autores y las novísimas corrientes literarias, la reflexión filosófica, etc.; fueron todos elementos que dieron a Alegría un horizonte mayor del que había desarrollado en su niñez y adolescencia allá en Marcabal Grande.
Es importante como se inicio un literato imortante, y reconocer su labor y conocer la historia de sus inicios y formacion. Está muy interesante =)
ResponderEliminarexelente lectura
ResponderEliminarInteresante....
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